2022 | Dir. David Gordon Green | R | 111 mins. | Universal Pictures / Peacock

Halloween es el slasher film por excelencia. Creo que fue el primero de su tipo. Este stalker enmascara’o lleva casi 45 años matando por ahí, manteniéndose vigente en el cine y la cultura popular. Ha sobrevivido a casi de todo: secuelas buenas, secuelas malas, antologías, remakes, reboots, líneas temporales… You name it. “Michael Myers” ha demostrado ser “inmortal”. Dudo mucho que John Carpenter supiera cuán grande sería su creación cuando estrenó (y compuso) el clásico original de 1978.

A raíz de ese éxito, es que la franquicia de Halloween ha desarrollado varios timelines. Este “nuevo final” en particular, se ubica en la línea temporal que comenzó en el 2018, con el estreno de la exitosa Halloween (sí, se les acabó la originalidad y le pusieron el mismo nombre). La Halloween 2018 (o H40, como suelen referirse a ella) es una continuación directa de la original. Le pitchea a todas las demás secuelas y remakes. De esa película, nació una nueva trilogía; le siguió Halloween Kills (2021) y ahora –pa’ culminar– Halloween Ends (2022).

Ahora bien, ¿qué tal estuvo?

Divisible por demás… Bien divisible. Fácilmente, puede ser catalogada como un genial desastre o un desastre genial.

El enfoque y temática central de esta nueva trilogía ha sido regirse por el trauma, sus efectos y explicar el origen del “mal”. Halloween 2018 nos re-introdujo (de muy buena forma) a “Michael Myers” y a “Laurie Strode” 40 años después de los sucesos que comenzaron todo. Conocimos a una “Laurie” aislada, con fobias, ready pa’ la batalla, pero a la vez, herida; una “Laurie” que sacrificó su calidad de vida y familia por esperar que lo inevitable pasara: volver a enfrentarse con “Michael”. Cuando pasó y creyó que todo había acabado, se empezó a descojonar más la cosa… Ahí llega Halloween Kills.


Esta, cronológicamente, ocurre la misma noche que Halloween 2018. Kills parte de un punto interesante (y crítico a la realidad post-Trump). ya que nos da a entender que el “mal” no es “Michael Myers” nada más, sino también un lugar y su gente. En este caso, Haddonfield, IL. La secuela se enfoca –más allá del zafacón de muertes que genera “Michael”– en cómo los habitantes (y sus turbas) están dispuestos a hacer lo que sea necesario con tal de erradicar el “mal”, así sea promoviendo y siendo partidarios del mismo. A raíz de eso, “Laurie” vuelve a sufrir las consecuencias de la ira colectiva que generó la cacería contra “Michael”, perdiendo una vez más (parte de) lo que más anhelaba recuperar. Esta segunda parte exploró varias ideas, pero se quedaron cortas en ejecución, ya que carecieron de enfoque. Dejó a juicio del espectador determinar si la maldad era una intrínsica a las personas o producto de algo sobrenatural… Lo cual nos lleva a Halloween Ends.

Brincando cuatro años en la historia, nos topamos con una “Laurie” intentando echar pa’ lante junto a “Allyson”, su nieta. Ha recuperado la cotidianidad de una persona “normal” y aparenta estar recuperándose emocionalmente de todo el infierno que la tocado vivir. “Michael” está desaparecido y no ha sona’o más, pero la maldad sigue azotando Haddonfield. Hay crímenes y muertes como nunca antes (lo cual vuelve a sugerir que “lo malo” yace en el lugar). A eso, se le añade un trama alterna, protagonizada por “Corey”. Este chama’ lleva cargando la culpa de haber sido víctima de un accidente nebuloso que no es bien visto por sus compueblanos. Una vez su historia se interseca con la de “Laurie” y “Myers”, se desata una serie de sucesos que, si bien mantienen a flote la temática que ha dominado durante las tres películas de este timeline, no logra conectar ciento por ciento con el espectador, ya que se sienten como una “traición” a la fórmula… Pero es justamente ahí donde reside lo “atrevido” de la película.

Los fanáticos más hardcore de la franquicia dirán que el director, David Gordon Green (Pineapple Express), y su grupo de guionístas, la cagaron. Y hasta puedo llegar a entenderlos. Los primeros dos actos de la película no se enfocan en sus protagonistas originales, apenas hay muertes y hay que “simpatizar” con nuevos personajes cuyas acciones no están desarrolladas y/o explicadas a cabalidad, por mencionar alguito. Con to’ y eso, en esencia, se mantiene fiel a lo que Gordon Green ha querido decirnos sobre el “mal” durante el subvertido enfoque que le ha dado a esta trilogía.

El “mal” –más allá de los horrores cometidos por “Michael”– se transforma y sigue vigente sin importar qué. Puede quedar simbolizado en alguien particular, puede nacer de él o puede ser adoptado a causa de factores externos que lo alimentan; pero siempre va a estar ahí. Hay destellos de eso en pequeñas escenas: reclamos, acciones, consecuencias… Quisiera abundar con ejemplos, pero entraría en spoilers y no choteo como Tempo.

El tercer acto de la película es el mejor. El versus entre “Laurie” y “Michael Myers” cumplió lo que prometió y el final fue uno osado, pero bastante satisfactorio. Jamie Lee Curtis (Freaky Friday, Knives Out) demostró una vez más –y por última vez– por qué siempre será eterna en este personaje y aquí tuvo tiempo pa’ ser más ella y menos “Sarah Connor” (aunque en modo bichota es que sobresale).

Dependiendo de tu apego a la “norma” que ha dominado esta franquicia (“Michael Myers” a switche), será tu disfrute y gusto por Halloween Ends. Esta no es la primera vez que se desliga de esas reglas no-escritas. Rob Zombie culminó su visión en Halloween II con un enfoque posesivo y The Curse of Michael Myers se metió en cultos y rituales. Halloween Ends se apegó más a la realidad; en el “mal”, su propagación y sus consecuencias.

Aquí, en particular, fue a costa de menos tiempo con “Myers” y de un enfoque dudoso, pero uno que logra, finalmente, darle a Halloween una conclusión apropiada. Creo que se beneficia si se es vista back-to-back-to-back con sus predecesoras, porque como película sola, va a necesitar añejarse.

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Psdt. Aquí les dejo un mapita con los diferentes time-lines de Halloween. Es de las pocas franquicias que hay con múltiples “opciones” de finales a escoger.

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