2022 | Dir. Lila Neugebauer | R | 92 mins. | A24 / Apple TV+

Independientemente de las circunstancias, la acción de readaptarse, no es una tarea fácil. De por sí, es un periodo de transición complejo que puede agravarse –aún más– cuando es a causa de algo que no está en control de la persona que lo atraviesa. La pérdida de algo tan propio como la autonomía misma, puede llegar a ser un detonante para que conductas, pensamientos y acciones no-deseadas sean llevados a cabo de forma involuntaria. Es todo un proceso para quienes lo atraviesan. Es en ese tormentoso recorrido que conocemos a “Lynsey”, una militar en recuperación que a duras penas puede valerse por sí misma. A raíz de esto, le toca regresar a su natal Nueva Orleans para volver a empezar.

La talentosísima Jennifer Lawrence (The Hunger Games) vuelve a sus orígines con este minúsculo drama indie en donde sus capacidades histriónicas tienen espacio pa’ manifestarse y, a su vez, recordarnos por qué es tan buena actriz. Lawrence hace de “Lyndsey” toda una vorágime de emociones, brillando en los momentos silenciosos en los cuales contempla el vacío que refleja su propia existencia. Más allá de enfocarse en el trauma y sus secuelas, Causeway (2022) se enfoca en la pérdida (literal y figurativa), la soledad y cómo dichos sentimientos generan impotencia y ganas de seguir. “Lynsey” no es la única pasando por esta angustia. Ahí entra Bryan Tyree Henry (Eternals), como “James”, a la ecuación. Él, tampoco la está llevando fácil. También anda cargando con sus propios “demonios”. Entre ambos, surge una platónica relación en la que se complementan entre la devastación que llevan consigo. La actuación de Tyree Henry está tan grandiosa como la de Lawrence. Su química –y su tristeza– son tan palpables, que generan un genuino sentido de interés, preocupación y empatía que traspasa la pantalla. Su recorrido se resume a dos almas fragmentadas buscando resurgir.

Hay un refrán que dice que “luego de la tempestad, llega la calma” y Causeway lo tiene presente todo el tiempo. Entre su nublada atmósfera se asoman rayitos de luz que alumbran tanto a “Lynsey” como a “James” en su caminar. Esta es una de las virtudes más destacables del enfoque que trae Lila Neugerbauer como directora en su primera película. Al final, la restauración de la fe entre “Lynsey” y “James” es la mayor ganancia que ambos, dentro de sus imperfecciones, pudieron obtener.

Callada, pequeña en escala, pero muy conmovedora y demasiado de bien actuada. Causeway es de esas gemitas que “vuelan bajito” bajo el “radar”, que dan gusto de encontrar. No me molestaria ver a JLaw y a Tyree Henry nominados a premios por esto.

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