2023 | Dir. Peyton Reed | PG-13 | 124 mins. | Marvel Studios

¿Quién se habría imaginado, 15 años atrás, que esa escena al final de Iron Man (2008) sería el comienzo de un proyecto a largo plazo que cambiaría el cine comercial para siempre?

En aquel entonces, el MCU (Marvel Cinematic Universe) era un ambicioso experimento sin precedentes, que acabó convirtiéndose en la franquicia de cine más exitosa de todos los tiempos y el movimiento más relevante de la cultura popular en el siglo XXI. Desde la introducción de superhéroes conocidos y desconocidos, la novedad de los crossovers, conectar múltiples películas entre sí, dividirlas por “fases” y coquetear con elementos de diferentes géneros e incorporarlos a sus producciones, el MCU se convirtió en una máquina imparable; trasladando a la pantalla (grande y chica) la imaginación colectiva de aquellos que leían comics y jugaban con figuras de acción durante su niñez, sin contar el alcance que ha tenido entre espectadores casuales en búsqueda de un buen rato con entretenimiento de calidad.

En la gran mayoría de sus películas, había una fórmula que traía consigo un complaciente encanto, incluyendo la consistencia en el desarrollo de sus personajes, lo cual resultaba ser uno de los mayores aciertos de la franquicia. Esto hizo que muchos de ellos se convirtieran en nuestros favoritos y nos “importara” su progreso.

Luego de cuatro “fases”, compuestas por treinta largometrajes y ocho series de televisión, uno pensaría (o esperaría) que la trigésima primera (31) película y comienzo de la quinta “fase”, habiendo ya pasado por tanto –creativa y narrativamente–, sería una “apuesta segura”; más si la misma, a su vez, es la tercera aventura de un personaje más que proba’o y bien recibido. Como dije, uno pensaría (o esperaría). Lamentablemente, no fue así.

Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023) es la nueva entrega de “Scott Lang”/”Ant-Man”. En esta vuelta, “Scott” regresa accidentalmente al “Quantum Realm”, junto con “Cassie”, “Hope”, “Janet” y “Hank Pym”, descubriendo habitantes, ciudades, secretos y una nueva amenaza que atenta contra el multiverso.

La “fase” anterior (4), acorde a Kevin Feige –mente maestra detrás de Marvel Studios–, fue una “experimental”. Narrativamente, presentó a los héroes en un “punto bajo”, tomando decisiones que traicionaban su esencia con tal de no sentir culpa o arrepentimiento tras el Blip, y en el mejor/peor de los casos, hallar nuevos motivos y razones para reinventarse, resurgir y continuar. El mismo “desenfoque” de los personajes quedó evidenciado en las películas y series que completaron esta “fase”. Contrario a The Infinity Saga (“fases” 1-3), no había un norte definido y todo estaba all-over-the-place, dando paso a que –por primera vez dentro de la franquicia– fueran más las decepciones que los aciertos. Incluso, percibir saturación.

Quantumania prometía dejar eso atrás y darle forma definitiva al próximo evento cósmico/apocalíptico que atentará contra la existencia misma del multiverso, pero resultó siendo un hueco anuncio de dos horas, falto de moméntum, crecimiento y gracia, en el que sólo quedó plasmado el set-up que “algo grande está por venir”. Lo más triste del caso, es que este revolú fue a expensas de la amena diversión que traían consigo las películas de Ant-Man. Haber escogido las aventuras de este personaje para introducir a una de las variantes de “Kang” no fue la mejor decisión.

¿Y hablando de “Kang”? Fue de lo más sobresaliente en Quantumania, pero no como personaje, sino por cómo fue interpretado. Jonathan Majors (Creed III) hace, literalmente, de tripas, corazones con lo mierdosa que está escrita esta variante del personaje. Una variante “sumamente peligrosa”, según la trama, la cuál fue desterrada por su poderío y descontrol al ir conquistando el multiverso. ¿Su motivación? No se sabe. Cumplir “con ser yo”. Sin embargo, este temible “nuevo Thanos”, fue vencido a puño limpio por un Avenger “promedio”, con la ayuda de hormigas súper-desarrolladas. Claro que sí, campeón. Así “de seria” es la cosa.

Mala mía por haberles choteado lo anterior, pero ¿saben qué? No importa. Se sabe que “Kang” regresará. Lo vimos en la primera temporada de Loki (2021), ahora lo vemos aquí, y en el futuro, –supuestamente– veremos muchos más de ellos. Esto hace que Quantumania, como película, sea una frustrante, ya que resulta ser inconsecuente a los personajes principales y sus respectivos trayectos por darle paso a la introducción de esta variante mediocre de “Kang”.

A costa de eso, la dinámica de padre e hija entre Paul Rudd (Ghostbusters: Afterlife), como “Scott”, y Kathryn Newton (Pokémon Detective Pikachu), como “Cassie” se ve afectada. No queda del todo relegada, pero se siente sin conexión, como si hubiera sido succionada por el mismo Reino Cuántico. Evangeline Lilly (The Hobbit) como “Hope” nunca ha tenido mucho que hacer, pero aquí es casi un cero a la izquierda. ¿Y Michael Douglas (Basic Instinct)? Interpreta a “Hank Pym” con la misma gracia de un ladrillo y una notable aburrición. Ya entiendo cuando dijo recientemente en una entrevista que la única condición que tiene pa’ regresar a una cuarta parte es si su personaje muere.

Quien mejor luce, aparte de Jonathan Majors como “Kang”, es Michelle Pfieffer (Batman Returns) como “Janet van Dyne”. Y no es para menos viniendo de una actriz con su talento. En Ant-Man and the Wasp (2018), su personaje no pudo hacer mucho, pero aquí, carga prácticamente con el poco pushing de la trama. Hay otros personajes nuevos ahí que se ven cool, pero que no dejan ninguna impresión. Puros arquetipos o cameos extendidos. Y ni voy a entrar en detalles con “M.O.D.O.K”.

Dentro del MCU, no es la primera vez que una película deja de ser “su propia película” para darle paso a lo próximo que vendrá. De hecho, eso antes era pompeaera. Habían pistas aquí y allá y todo el verdadero teaser era la escena o escenas post-créditos. Quantumania fue un descaro in-your-face. La chulería de las películas de “Ant-Man” es que eran su propia cosa; light, “apartes”, joviales. Incluso, los momentos más heróicos del pequeño superhéroe fueron en Captain America: Civil War (2016) y Avengers: Endgame (2019). Fuera de sus propias películas. Quantumania sacrificó eso por un pseudo-espectáculo en CGI (que se ve bastante malito) cuya diversión está bien dispersa y no es consistente.

Quizás me la estoy tomando muy en serio. A lo mejor debo ser como el mismo “Scott” al final, que no le importaba si había condenado la existencia del multiverso o no. Le resultaba “gracioso”. Ese, es el mismo tipo de conductas que “traicionan” esencias.

“Wanda” lo hizo en Doctor Strange and the Multiverse of Madness (2022). Sacrificó todo su espectacular desarrollo en WandaVision (2021) y lo transformó en villanía. ¿La diferencia? Fue bajo la influencia de un libro y sus acciones tuvieron consecuencias reales.”Thor”, también lo hizo. Llevó su vacilón casi al extremo del mal gusto en Love and Thunder (2022), como si no hubiese tenido razones para sufrir y redimirse ante tanta pérdida, pero al final, halló una nueva razón para continuar batallando… Pero to’ esto fue en la “fase” anterior. ¿Recuerdan? La “experimental”. Ya estamos en una nueva y “se supone” no pase esto, mucho menos con el criminal más noble y mejor papá que tiene el MCU.

Marvel, tu quinta “fase” arrancó flojísima. Espero que lo próximo que venga, de corazón, sea mejor, ya que Quantumania se pasea entre las peores películas del MCU, cuida’o y no sea la peor. Todavía tengo fe no llegar al punto en el que empiece a ver estas películas “por compromiso” y no pa’ entretenerme y “vivírmelas”, ya que la emoción que me daba verlas, está cada vez más esporádica.

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