2023 | Dir. Ben Affleck | R | 112 mins. | Amazon Studios

Nunca he sido seguidor del deporte, pero vaya que me gustan las películas sobre estos. En la mayoría de sus narrativas, siempre hay elementos que despiertan ese feeling de superación y competitividad con el cual uno puede fácilmente identificarse. Por eso se clickea con ellas a la soltá. La satisfacción que da una “meta alcanzada” es una sensación que puede ser experimentada por cualquier persona en su cotidianidad, trascendiendo más allá de la cancha, parque o estadio…

Y estoy casi seguro que dicho regocijo fue el que sintieron los empleados de Nike al lograr “cambiar el juego” para siempre.

Air (2023) narra los sucesos que permitieron que un joven novato de la NBA, un tal “Michael Jordan”, fuera el primer jugador con su propio calzado exclusivo; dando paso a la creación de las primeras Air Jordan y al nacimiento del imperio que es la marca hoy día.

Aquí no hay giros sorpresas. Lo que Air relata es de dominio y conocimiento popular. Sin embargo, durante el recuento de estos hechos en pantalla, se halla un verdadero deleite de película. El primer gran acierto de Air es la manera tan mística y respetuosa con la que se trata la figura del eterno número “23” de los Chicago Bulls. Esto no es una película de él, pero sí sobre él. Por ende, su presencia –a menor o mayor escala– es necesaria. El debutante Alex Convery y el veterano Ben Affleck (Justice League), como escritor y director respectivamente, están consciente del status legendario de Jordan. Por consiguiente, le dan un tratamiento que raya en lo “divino”; mencionándolo y alabando su inmediata y futura grandeza cada vez que se puede, pero nunca abusando de su tiempo en pantalla o entorpeciendo/desviando el flujo de la trama. Prestarle más tiempo a “Jordan” como personaje habría sido una distracción, así que el approach que se le da, overall, es uno perfectamente acertado.

¿Otra cosa que raya en la palabra “perfección”? El maldito elencazo. En Air to’ el mundo brilla y se roba el show. Comenzando con Matt Damon (Jason Bourne) como “Sonny Vaccaro”. “Sonny” es un arriesgado apostador y un persistente emprendedor que no sabe darse por vencido si sabe que tiene la carta ganadora. Damon interpreta a “Sonny” con la gracia e ímpetu de alguien que continúa en la búsqueda de su más grande descubrimiento. La faceta de daddy actor en la que Damon se encuentra actualmente en su carrera le permite jugar con su papel, al nivel de llevarnos hasta una leve catarsis con su convicción en su monólogo estelar durante el tercer acto.

El propio Ben Affleck también está en el spotlight delante de las cámaras e interpreta al fundador y CEO de la Nike, “Phil Knight”. Sin su filosofía y aprobación (como personaje), nada hubiera sido posible. Affleck personifica todo el vibe de “Knight” hasta convertirlo en un propio mood, dejándose sentir en cada escena que está presente. Es lo más placentero que se ha visto a Affleck en buen tiempo. Otro que resalta es Jason Bateman (Ozark) como el ejecutivo de marketing “Rob Strasser”. Bateman de por sí es una presencia que siempre es bienvenida en pantalla y aquí, lowkey, es uno de los “corazones” de la película.

Chris Tucker (Rush Hour) como “Howard White” y Chris Messina (Birds of Prey) como “David Falk” demuestran sus talentos actorales comiéndosela verbalmente en cada una de sus escenas, particularmente este último en una junto a “Sonny” durante una llamada telefónica. Marlon Wayans (White Chicks) también es de mencionar, con una breve e importante aparición como el coach “George Raveling”. Y por último, su majestad, Viola Davis (The Woman King) es simplemente TODO como “Deloris Jordan”. Definitivamente, esta mujer es una “Jordan” en lo que hace.

Aparte de la cautivante historia, su tremendo elenco, quien merece todo el crédito del mundo es Affleck como director. El pana bota la bola con su trabajo tras las cámaras. Contrario a las demás películas que ha dirigido —Gone Baby Gone (2007), The Town (2010), Argo (2012) y Live By Night (2016)–, Air es la primera que trae inspiración y genuina diversión a su dinámico estilo.

Que Air sea en torno a una figura histórica sumamente conocida contribuye al interés que despierta este filme, pero es Affleck quien logra hacerlo funcionar con creces. Mantenernos tan inmersos en una trama “de oficinas”, cuya mayor “acción” sean puros diálogos y que aún así se siente gigante, es pura magia in-the-making y Affleck demostró que domina demasia’o de bien el truco.

Los tras bastidores de crear unos tennis jamás habían sido igual de entretenidos y emocionantes que ver un jueguito de baske’. Sólo Air, con to’ lo que tiene a su favor, pudo hacerlo posible.

Gracias, Amazon, por recapacitar y no tirar esto a “perderse” exclusivamente en Prime Video, ya que esta satisfactoría y excelente chulería, es cine.

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