2023 | Dir. Kevin Greutert | R | 118 mins. | Lionsgate
Saw (2004) fue alguito game-changer cuando debutó. En otras palabras, alteró el paradigma dentro del género durante la primera década de los 2000. Lo menos que pensaron sus realizadores –James Wan (Insidious, The Conjuring) y Leigh Whannell (Upgrade, The Invisible Man)– era que su pequeño filme de bajo presupuesto iba a calar tanto en la cultura popular y, a su vez, lanzaría una exitosa y longeva franquicia de horror.
Todos los meses de octubre, del 2005 al 2010, el estreno de una secuela de Saw en los cines se convirtió en un “evento de Halloween“. To’ el mundo quería ver como “Jigsaw” seguía descuartizando personas con sus ingeniosas trampas (incluso *spoiler* más allá de su muerte) y presenciar los ya famosos desenlaces erráticamente editados al son de “Hello Zepp”. El morbo, la sangre y “Billy The Puppet” estaban en su verdadero peak, pero la “calidad” de todo fue bajando. Las tramas se fueron tornando sumamente rebuscadas y la “novedad” del torture porn ya estaba aburriendo.
La saga de “John Kramer” “concluyó” en su punto más bajo con la mierdísima Saw 3D: The Final Chapter (2010). Un “final” tan malo que debía ser definitivo… Pero en Hollywood nada muere. Luego de siete años de break, estrenó la inconsecuente e innecesaria Jigsaw (2017). Tras no ser lo esperado, el estudio apostó a Spiral: From the Book of Saw (2021); un spin-off que se quedó corto en ejecución y que tampoco pudo volver a despertar el interés por la franquicia. Dos años después, vuelve Saw X (2023) a la carga.
¿Valdría la pena esta décima entrega? Me asusté cuando la acabé de ver, porque la respuesta a esa pregunta, acabó siendo un sí.
Saw X, secuela directa de la original y precuela de Saw II, relata la contínua batalla de “John Kramer” con su cáncer cerebral y la búsqueda de alternativas para combatirlo. Al no salir bien las cosas con un tratamiento experimental en México, “John” pone en práctica su “juego” contra aquellos que se aprovecharon de él.
Arranco, Saw X ‘ta buena y trae consigo varios aciertos que la elevan a ser una de las mejores secuelas de la franquicia. El primero y más significativo: que “John Kramer” sea, genuinamente, el protagonista de su historia. Aquí las acciones de “Jigsaw” no son las que están en el spotlight, sino un “John Kramer” desesperado y desamparado, con la guardia baja, siendo vulnerable, resaltando lo que queda de su humanidad y tratando de salvarse de su enfermedad. Es algo que no se había visto totalmente con su personaje. Aunque sea un sociópata que ejecuta una filosofía de cambio tan retorcida y brutal, la interpretación de Tobin Bell hace que “simpaticemos” con él, demostrando así que su actuación en Saw X es la mejor de toda la franquicia.

¿Qué tal las “trampas”? Las “trampas” aquí están a la par con el estado en que se encuentra “John” en sí. Al igual que en entregas anteriores, estas siguen siendo macabras, pero tienen una “sutileza” que las hace ser elaboradas, pero no tan “imposibles”; resultando ser casi “promisorias” para quienes son víctimas de ellas. Son reflejo y extensión del trayecto de “Kramer” dentro de esta película, donde empieza esperanzado para luego perder la poca fe que le quedaba por los demás; acabando así de moldear su sanguinarío código moral y desencadenar su eventual racha de “asesinatos”. Esto queda evidenciado con quienes lo cogieron de pendejo con toda la intención. Con esos, no hubo nada de piedad y dio gusto verlos caer gracias a la mente maestra de la tortura.
Otro acierto de Saw X fue optar por contar la historia de forma lineal, lo que le da un vibe distinto. De por sí, la película es “íntima” dentro de sus horrores, por lo que usar un enfoque diferente y menos caótico le vino bien. El director Kevin Greutert (Saw VI) también la pegó en traer de vuelta la estética de las primeras, lo que hace que encaje acertadamente como “Saw 1.5“. ¿Y qué es una película de Saw sin la música de Charlie Clouser? Aquí, el compositor regresa por décima vez a volver a ambientar la cosa con una intriseca banda sonora que sigue actualizándose usando de base los acordes originales.

Saw X, al final del día, es lo que llaman un return to form. Esta vez, sus realizadores lograron concebir una historia que no se siente como una excusa. Es la entrega más “personal” desde Saw III (2006) y acaba siendo hasta “cálida” por momentos, lo cual es irónico, ya que las atrocidades aquí no paran.
Puedo entender a quienes esperaban por algo más “intenso”, pero en retrospectiva –narrativamente– estas películas no paren mucho más. Han hecho de todo. Han ido pa’ lante, pa’ trás y pa’ los la’os con tal de seguir estirando la cosa. Presentar muertes creativas y retorcidas sin algo de sustancia ya no es justificable. Repetirse hasta la saciedad, tampoco. Así que, luego de una racha tan mediocre, permitirnos tener una Saw decente, en donde se examinan nuevos matices de “John Kramer” como personaje y Tobin Bell puede brillar a los 80 años en su icónico papel, acabó siendo un logro.
Si lo que infiere la escena a mitad de créditos se concreta y surge otra, espero y tenga un propósito de verdad, ya que este capítulo, “completa” la vuelta en alta.



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