2023 | Dir. Nia DaCosta | PG-13 | 105 mins. | Marvel Studios

Nunca fui muy fan de la primera aventura de Captain Marvel (2019). Nada contra el personaje, sino con la estructura en sí de la película. En su intento por evitar caer en la repetición de una “historia de origen”, optó por una narrativa segmentada que no logró “conectar” del todo conmigo. En mi ranking del Marvel Cinematic Universe, se pasea entre los últimos puestos. No es mala, en términos generales, pero sí es sumamente olvidable. El hype en el que estuvo envuelta se debió al perfecto timing de estrenarla entremedio de los dos capítulos más grandes del MCU: Avengers: Infinity War (2018) y Avengers: Endgame (2019). Tal movida contribuyó a que el debut en solitario de “Carol Danvers” recaudara $1.131 billones de dólares en taquilla a nivel mundial. Una cantidad totalmente absurda, pero sí otro ejemplo que evidenciaba el poder de convocatoria –y la “confianza” a ojos cerrados– que generaba Marvel Studios en aquel entonces.

Hoy día la realidad es otra. El estudio ha cogido par de cantazos y no se encuentra en el privilegiado situal en el que estaba hace un tiempito atrás. Varios factores, tanto indirectos (pandemia, consumo distinto del entretenimiento) como directos (sobre-saturación de contenido, falta de un enfoque claro dentro del storytelling de “multiverso”), han contribuído a que las “decepciones” lleguen más corridas que los “encantos”. El 2023 ha tenido uno de cada uno, coronándose Ant-Man and the Wasp: Quantumania como la peor película dentro del MCU hasta la fecha y Guardians of the Galaxy Vol. 3 como una de las mejores y más emotivas. The Marvels (2023) es la que tiene a cargo cerrar el año cinematográfico de Marvel Studios. ¿Dónde acaba posicionándose?

En un tímido punto medio.

The Marvels –secuela de Captain Marvel, continuación de las series Ms. Marvel (2022) y WandaVision (2021) y trigésima tercera película dentro del MCU– une a “Carol Danvers”, “Monica Rambeau” y “Kamala Khan” en una cruzada para descubrir la razón por la cual comienzan a intercambiar sus poderes cada vez que los usan.

Este trío protagónico, en definitiva, es lo que mejor funciona de la película. Primeramente, Brie Larson (Room), quien le da vida a la capitana titular por cuarta ocasión, se ve más cómoda dentro del papel. Larson interpreta a una “Danvers” con más “humanidad” que otras veces, permitiéndole mostrarse empática y vulnerable sin sacrificar el badass attitude que ha definido su identidad. Podrá bajar revoluciones, pero igual continúa repartiendo el bacalao cuando es necesario.

Por otro lado, Teyonah Paris (They Cloned Tyrone) también resalta como “Monica Rambeau”. Luego de haber tenido su “historia de origen” en WandaVision, aquí está plenamente en personaje superheróico y logra expandir un poco más su relación con “Danvers”, atando por encimita varios cabos sueltos entre ambas.

Y sin lugar a dudas, quien se roba el show es Iman Vellani (Ms. Marvel) como “Kamala Khan”. Esta chamaquita es todo una chulería en pote. Su carisma y energía bonachona es contagiosa con cojones. Sus escenas y su dinámica con su familia son el “corazón” de la película. Ella como personaje fue lo mejor de su serie protagónica y traslada fácilmente el mismo vibe a la pantalla grande. Contratarla ha sido una de los mejores aciertos de casting que ha tenido Marvel en años.

Por último, aunque la diferencia entre el “Nick Fury” que vemos aquí y el que vimos por última vez en Secret Invasion (2023) es abismal, ver a Samuel L. Jackson (Django Unchained) en total chilleo dio alguito de gusto. Luego de la horrible experiencia que fue esa serie tiene permitido divertirse, así que queda exonerado de todo y puede jugar con todos los flerken del multiverso.

Más allá de la dirección general de Nia DaCosta (Candyman), la cual es bastante competente en espectáculo, VFX y secuencias de acción, los problemas más grandes que tiene The Marvels son, nuevamente, de estrutura e historia.

Como toda secuela, busca ser “más grande” y acaba abarcando demasiado en muy poco tiempo. Su ensamblaje confunde “dinamismo” con ir a galope y, por ende, sale totalmente lastimada por no desarrollar mucha de su trama a cabalidad cuando es totalmente necesario ya que tiene tres protagonistas y tres hilos narrativos con los cuales no to’ el mundo está familiarizado. A causa de su ritmo, su ejecución acaba siendo bien safe y torpecita, cohibiéndose así de ser un capítulo que jamaquee y genere verdaderos “cambios” y/o “emociones”. Con tantas cosas pasando en menos de dos horas (lo cual aparenta ser producto de un caótico proceso de edición), lo menos que se espera es que algo cause “impacto”, pero lo que tenemos a cambio son una colección de escenas que no hilvanan totalmente, otras secuencias que extienden su bienvenida (el planeta canta’o) y que, overall, recuerdan la irreverencia de algunas de las películas de Marvel pre-MCU de principios de los 2000; para “bien” o para “mal”.

No sé si fue por miedo a la recepción que podría tener, no saber qué querían de ella o alguna otra razón externa, pero The Marvels socava el potencial de su junte titular. No todas las películas del MCU han sido consecuentes, pero en esta se desperdicia demasiado, así que espero que cuando vuelva a ver a “Carol”, “Monica” y a “Kamala”, por fin tengan una aventura digna de sus cósmicos poderes.

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