2024 | Dir. Michael Mohan | R | 89 mins. | Neon
El aura de misterio que permea en las instituciones religiosas siempre ha sido uno cautivador. Ya sea por sus prácticas, localidades o el misticismo que los rodea, estos lugares –y sus componentes– invitan a que se especule sobre lo que pasa en ellos. Dicha “curiosidad” ha sido “explotada” creativamente tanto en Hollywood como en el cine extranjero, dando paso a que el nunsploitation tenga su auge y resurja cada cierto tiempo en el medio, siendo Immaculate (2024) la última adición a este sub-género del horror.
Immaculate relata la historia de la “Hermana Cecilia”, una joven novicia recién llegada a lo que aparenta ser un convento de ensueño en la campiña italiana. Una vez realiza sus votos, comienza a percatarse de que nada es lo que parece.
En los primeros dos actos de Immaculate, no hay mucho espacio para las sorpresas. Desde que esto arranca, se sabe por dónde se va a ir la cosa. La trama va casi guiñando y subrayando todo lo que, eventualmente, será de importancia más adelante, mostrándose así como una propuesta predecible en su narrativa y, contradictoriamente, ambigua con los elementos que más potencial tenían para ser desarrollados.

Eso no quiere decir que Immaculate no cuente con virtudes a su favor. La película usa muy bien su ambientación gótica y la iconografía cristiana. También, la banda sonora de Will Bates (Dumb Money) es atmosférica y efectiva, así como la dirección de Michael Mohan (The Voyeurs) que coquetea entre lo convencional, lo “explotativo” y el arthouse. No menos importante, su tercer acto y su divisible final compensan lo previsible que fue lo transcurrido anteriormente.
Sin embargo, la verdadera razón para darle un break a Immaculate tiene nombre y apellido: Sydney Sweeney (Euphoria). De no ser por ella, Immaculate pasaba totalmente desapercibida y se perdía como “otra más del montón”. Aquí, la actriz y productora del filme, aprovecha para manifestarse a sus anchas y demostrar que, a su vez, la tiene bien pesá para ser una futura scream queen. Créanme, sus gritos se van a quedar contigo un ratito luego de que la película acaba. Con esta, la infame Madame Web (2024) y el sleeper-hit de Anyone But You (2023), definitivamente, entramos a la “Sweeney-Era” en la pantalla grande.

Immaculate, en resumidas cuentas, es una llevadera y levemente retorcida experiencia para quienes disfrutan del horror con base teológica. ¿Pudo ser mejor? Sí. Pero una duración efímera, una buena puesta en escena y una destacable actuación protagónica, ayudan a que cumpla aceptablemente como película de su tipo — y a que la vigencia de las monjas y los sacerdotes con motivaciones dudosas continúe.



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