2025 | Dir. Mel Gibson | R | 91 mins. | Lionsgate

A pesar de estar protagonizada por Mark Wahlberg (The Departed, Lone Survivor) –quien ya no es muy confiable como actor, pero siempre goza del beneficio de mi duda–, no les miento si les digo que lo más que me atraía de Flight Risk (2025) era el nombre de Mel Gibson (Lethal Weapon, Signs).

Aunque su tiempo como actor sea periódico de ayer y a nivel personal no sirva, su faceta tras las cámaras aún me genera curiosidad. Después de todo, –desligando el “arte” del “artista”– estamos hablando del cabrón que dirigió las épicas batallas de Braveheart (1995), mostró un innegable compromiso de autenticidad al grabar The Passion of the Christ (2004) en una lengua casi muerta, supo darle vida a una toda una civilización extinta en la criminalmente menospreciada Apocalypto (2006) y nos cautivó con la increíble y valerosa hazaña del soldado “Desmond Doss” en Hacksaw Ridge (2016).

Con tales ejemplos, es difícil creer que su primera película como director en casi diez años resultara ser tan mediocre.

Flight Risk relata la historia de un piloto que tiene que transportar a una agente federal y a un prisionero a través de Alaska. Una vez dentro del avión, empiezan a salir secretos que ponen en duda las intenciones de quienes están a bordo.

Hablando claro, la idea central de Flight Risk tenía potencial. Encerrar a tres extraños en un espacio confinado puede dar paso a un sinnúmero de situaciones tensas y peligrosas. En síntesis, esto es lo que sucede en la película, pero su ejecución es desvatadora. Comenzando por el pobre desarrollo que el guion le brinda a los personajes, la poca cohesión narrativa de sus arcos y ni hablar de sus trasfondos y cuestionables decisiones. Añádanle, además, que el trabajo del elenco deja mucho que desear.

Mientras que Michelle Dockery (Downtown Abbey, The Gentlemen) hace lo que puede como la agente federal más incompetente del “U.S. Marshal”, Topher Grace (Spider-Man 3, BlacKkKlansman) es forzado a ser el prisionero “gracioso” que no da nada de risa, demostrando así que ambos arquetipos no “pegan” con sus interpretaciones. Con to’ y eso, no se comparan en nada con la fatalidad que realiza Marky Mark como el falso piloto “Darryl Booth”.

Desde la forma en que está escrito hasta la manera en que Mark lo aborda son desagradables. Lo de ser un “temerario” sociópata a son de insultos y amenazas sobre asaltos sexuales resulta en una interpretación totalmente ofensiva y NO en el contexto de la naturaleza retorcida del personaje. El desacierto histriónico de Wahlberg es de los peores en sus 30 años como actor.

Quizás la mayor aspiración que tenía Flight Risk, aparte de intentar entretener como pseudo-thriller “enerístico”, era servir de “estiramiento” para Gibson como director, pero el recién nombrado “Embajador de Hollywood” por el Presidente en turno de los Estados Unidos nos presenta su película más “anónima”, tediosa y bajo promedio, sin rastro alguno de las virtudes que lo llevaron a ser un cineasta galardonado.

Como único Flight Risk será “recordada” es por ser una desagradable entrada en las respectivas filmografías de todas las personas involucradas en ella. Así que, consideren este escrito como un servicio público, ya que –sin lugar a dudas– es la primera candidata a lo peor del año.

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