2023 | Dir. Kenneth Branagh | PG-13 | 103 mins. | 20th Century Studios
Yo no sé que tienen los whodunnit (“Who [has] done it?”) que nos gustan tanto. Esa sensación de querer descifrar quién fue la persona que cometió “x” crimen le despierta la perspicacia a uno. Se escuchan con detenimiento los diálogos, se buscan detallitos, no se pasa nada random por alto y se duda de to’ el mundo sin importar su aparente “inocencia”. Si como espectadores logramos encajar todas las piezas antes de la “gran revelación”, nos sentimos endiosa’os y hasta parte de la trama. De igual forma, si nos cogen de pendejos y todo resulta “inesperado”, sigue siendo satisfactorio ya que “no lo vimos venir”. Lowkey, es placentero.
Agatha Cristie (1890-1976) fue la hostia escribiendo historias de este tipo. A través de su carrera, “la Reina del Crimen” publicó sobre 60 novelas detectivescas, convirtiéndose así en la mayor influencia dentro del género. Entre sus creaciones más populares, se destaca el personaje de “Hercule Poirot”, quien protagonizó buena parte de su trabajo. Hoy día –siglo XXI– conocemos a este peculiar detective bélgico gracias a la interpretación del actor/director Kenneth Branagh; el inolvidable “Gilderoy Lockheart” de Harry Potter and the Chambers of Secrets (2002).
La eterna pasión de Branagh por la literatura inglesa lo han llevado a adaptar varios de los “casos” más famosos de “Poirot” a la gran pantalla, comenzando con la decente Murder on the Orient Express (2017) y seguido por la algo decepcionante Death on the Nile (2022). A esta inesperada franquicia se le une hoy A Haunting In Venice (2023), basada en la novela Hallowe’en Party (1967) de la renombrada autora.
A Haunting in Venice arranca con un “Hercule Poirot” retirado luego de los eventos de su caso anterior (Death on the Nile). Sin embargo, le toca volver al juego para resolver el asesinato de una medium durante una sesión espirista de la cual le tocó participar.
El cambio más notorio (y el más que han mercadeado) de A Haunting In Venice –en comparación con sus predecesoras– es que coquetea con generar suspenso más allá de la intriga del misterio central. Como director, Kenneth Branagh no se limita a un género específico. Ha ido de los superhéroes (Thor) a las princesas (Cinderella) y de la acción (Jack Ryan: Shadow Recruit) al drama (Belfast) en ocasiones anteriores. Verlo aquí experimentando con otro género no debería ser del todo sopresivo. Lo que sí es curioso es que haya escogido esta propuesta para jugar bien levemente con el “terror”. Su puesta en escena le saca total provecho a su ambientación y la suma de “sustitos”, voces, ruiditos, acompañados de sus ya distintivos “Dutch angles” y la banda sonora de Hildur Guðnadóttir (Joker, Tár), acaban funcionando a favor de la historia y la película en general.

Por otro lado, A Haunting In Venice es la primera película de la serie que se siente como una película de “Hercule Poirot”; inclusive más que Death on the Nile, que le dedicó la secuencia inicial a darle un origen al personaje (y bigote). Los ganchos comerciales de las entregas anteriores fueron sus elencazos repletos de actores y actrices de renombre, quienes acabaron siendo –varios de ellos– distracciones en pantalla, desviando así la atención que requiere “Poirot” como protagonista. A pesar de, nuevamente, contar con un elenco con nombres como Michelle Yeoh (Everything Everywhere All at Once), Tina Fey (Mean Girls), Kelly Reilly (Sherlock Holmes), Jamie Dornan (Fifty Shades of Grey) y Riccardo Scamarcio (John Wick: Chapter Two), nadie logra opaca la presencia del detective. Como dicen los gringos, third time’s the charm.

Al ser más corta y concisa, queda evidenciado que las intenciones de Branagh esta vez, son entretener y sacarle provecho a la temática de noche de Brujas con un llevadero misterio. No hay pretenciones de moralidad gris (Murder on the Orient Express) ni una resolución sosa e inconsecuente (Death on the Nile). Aunque las convicciones del detective “Poirot” siguen firmemente amparadas en la lógica y la razón, en esta ocasión, hay espacio para dudar sobre el origen de los “fantasmas” que asecharon el transcurso de su caso. Al final, quedó a su discreción si fueron por la culpa o lo paranormal, al igual que nuestra interpretación.
En términos generales, A Haunting In Venice es un episodio de Scooby-Doo, pero de los buenos. Cuenta con una trama enfocada, juega con un género distinto, está bien actuada y su ritmo mantiene el interés fluyendo. Creo que, como propuesta de temporada, es accesible y –en retrospectiva– la que más me ha gustado de la ahora trilogía.
Así que, si son fans de los casos de este detective bigotón, su nuevo caso dentro de un palazzo “embrujado” en Venecia espera por tí.



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