2024 | Dir. Parker Finn | R | 127 mins. | Paramount Pictures
Los traumas son los fantasmas que más nos atormentan. Siempre están puestos pa’ causarnos dolor cuando menos lo esperamos, al nivel de quebrar nuestra sanidad y voluntad. Por eso, la idea de que haya una entidad malévola que haga “revivirlos”, se alimente de ellos y se propague -irónicamente- mediante la expresión más común de felicidad, no deja de sentirse “real” aunque sea ficción y metafórico.
Esto fue lo que trajo consigo Smile en 2022, un estreno de cine que -definitivamente- tuvo alguito más que ofrecer. Desde su premisa con J-Horror vibes, una actuación protagónica sobresaliente y su efectividad cumpliendo con las convenciones del género, resultó ser un inesperado éxito crítico y comercial. Dos años después nos llega Smile 2 con la promesa de ser “más” que la anterior. Y, en efecto, lo es.
Smile 2 (2024) comienza a seis días de los sucesos de la original, con un prólogo que resuelve los “cabos sueltos” de la anterior. Acto seguido, pasamos a conocer a “Skye Riley”, una súper-estrella de música pop, a punto de salir de gira, que comienza a experimentar una serie de eventos escalofriantes luego de presenciar la muerte de un conocido.
A nivel técnico, Smile 2 está mejor realizada que la anterior, evidenciando que cuenta con un mayor presupuesto y que Parker Finn (Smile) se siente más cómodo en la silla de director por segunda ocasión. Sus tiros de cámara upside-down siguen siendo su distintivo y -al igual que en la primera- tanto las secuencias de horror, el diseño de sonido y la punzante banda sonora de Cristóbal Tapia de Veer, vuelven a sobresalir.

Smile 2 cuenta -prácticamente- la misma historia que original, con un cambio de escenario y de protagonista; y no se puede hablar de protagonistas sin resaltar a Naomi Scott (Power Rangers, Aladdin) como “Skye Riley”. Sin entrar en muchos detalles pa’ no dañarles la experiencia, su interpretación lo es TODO, paseándose excepcionalmente por toda la gama de emociones que le requiere su papel, sin contar que también hizo las coreografías y es la voz cantante de “Skye”. Ella es el verdadero highlight de esta secuela. Full stop.
Además de la tremenda actuación de Scott, la inquietante sonrisa de Ray Nicholson (Promising Young Woman) evocando la de su famoso padre -Jack Nicholson- en The Shining (1980) es tan perturbadora que merece una mención aparte. No dejarás de pensar en ella, incluso después de haber salido del cine.

Lo más que me ha gustado de ambas Smile es que entre susto y susto, ambas han sacado tiempo para presentar cómo los traumas nos carcomen. En Smile 2 va un poco más allá y también comenta sobre nuestra tendencia por “romantizar” las tragedias y cómo “forzamos” a los famosos a que nos “cumplan” aunque, como personas, no hayan sanado. “Skye” expresaba todo el tiempo que no había algo bien con ella y cuando estaba perdiendo la batalla contra ella misma (y el “Smile Entity“), sólo se le exigía que diera más, invisibilizando su lucha, incluso delante de todos, como sucede al final.

Abundar más en términos generales en caer en spoilers, pero créanme cuando les digo que Smile 2 cumple con su promesa de ser “más”. Desde la cabrona secuencia inicial, las sangrientas muertes, lo “juguetona” (entretenida) que es esta vez con su concepto, su tremenda actuación protagónica y un memorable final de espanto, hacen que Smile 2 sea una secuela muy digna de la original y eso muy raras veces pasa en este género.
Aunque prefiera la primera por su intimidad, esta no está PARA NADA mal ni exenta de sus propios logros. Si te gustó la primera, Smile 2 te está esperando con sonrisas que asustan, otra vez y en grande. Pa’ esta temporada de Brujas, está muy bien.



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